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martes, 9 de octubre de 2012

DANIEL GARCÍA - Pintor y Dibujante -


DANIEL GARCÍA       
Pintor y Dibujante

Nació en Rosario, Argentina, en 1958. En 1981 cursó estudios sobre teoría del color con Eduardo Serón. Expone individualmente desde 1982.
Durante 1991 y 1992 asistió en Buenos Aires a un taller coordinado por Guillermo Kuitca patrocinado por la Fundación Antorchas.
Realizó su primera exposición individual de dibujos y pinturas en 1982. En 1990 comenzó su serie de “camillas”, presentándolas primero en Rosario, al año siguiente en Buenos Aires y luego en Francia, Estados Unidos y México. Durante 1991 y 1992 asiste a un workshop en Buenos Aires coordinado por Guillermo Kuitca y auspiciado por la Fundación Antorchas.
Ha obtenido entre otras distinciones el 2º Premio Braque de 1992, la Beca a la Creación Artística de la Fundación Antorchas en 1994, el Primer Premio de Premiados de la Fundación Nuevo Mundo en 1994, el Primer Premio Austria en 1996 y el 2º Premio Adquisición de los Premios Colección Costantini de 1997.
Fue considerado como el Artista Joven del Año 1995 por la Asociación Argentina de Críticos de Arte. Obtuvo el Konex de Platino de la Fundación Konex en el año 2002.

Obra:
Basada en los elementos casi en desusos: pintura, soporte, sólida formación y una intencionalidad, otorgan buen resultado final. Eduardo Serón unos de sus maestros del color, utiliza un término que bien puede aplicarse en sus trabajos: Obras felices.
Es una pintura de una figuración aguda y expresiva de alta iconicidad conceptual.
El reduccionismo compositivo hacia el objeto único, se apodera de un soporte con categoría de mural.
La presencia dimensionada que representa una dentadura, el dibujo que puede generar una cabeza fragmentada, vendajes que cierran como una momia la anatomía de una cabeza, la forma que adquiere  un paño-mantel sobre una cabeza.

En otro momento se vale de la gráfica comercial yankee de los ´30 al ´40 para resignificar en una codificación contemporánea nuestras problemáticas existencialistas.
Logra imágenes energéticas de potencia visual, por las tensiones y contrastes que produce, los ocultamientos o la fragmentación evidentemente son obras polisémicas; requieren de un observador activo que decodifique lo subyacente de la obra.
Hay series de repeticiones con pequeñas variables de mucha sutileza.
Respecto al color, sin modelar, está en la dimensión del plano; convive con la forma pero está aplicado para articular un lenguaje.
Las superficies pintadas, García las interviene voluntariamente como al descuido con manchas y lijados gestuales persiguiendo la tónica placentera de la gráfica retro.

Artículo: Arnoldo Gualino
Historia del Arte en Rosario: www.arnoldogualino.com.ar

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