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viernes, 29 de marzo de 2013

PETER PAN. jóvenes eternos




PETER PAN
Jóvenes eternos

Nombre de un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie (1860 - 1937); para una obra de teatro llevada a cabo en 1904.
Peter es representado como un niño pequeño que rehúsa crecer y que convive con otros niños de su misma edad.
En 1983, el psicólogo Dan Kiley publica su libro: “El síndrome de Peter Pan”; el hombre que nunca crece.

Describe un individuo, que representa a la mayoría de jóvenes maduros de hoy.
Un Peter Pan se define por su incapacidad de asumir responsabilidades, sobre todo las emocionales, por miedo a perder su libertad. Libertad que pierden, ya que quedan estancados, de algún modo, en la dependencia.
Estudiados por el Psicólogo Joaquín Rocha especialista en Educación nos dice: El acrecentamiento del culto a la juventud a través de la moda, los gimnasios, las cirugías plásticas se ha convertido en uno de los tantos caminos para tornan a la juventud en un don eterno.

La familia, hoy, es híper-protectora y permisiva con sus hijos, no fijan límites, provocando que los jóvenes se desarrollen sin un sentido o motivación para sus vidas y con una ausencia casi total de responsabilidad.
Un gran número de personas, de 25 a 60 años o más, son incapaces de cuidar y de proteger a alguien, nunca han podido abandonar el rol de hijos, por lo cual, jamás llegaron a ser buenos padres.


En este desfasaje psicopatológico entre su edad cronológica y su madurez afectiva, muestran una total insatisfacción frente al mundo que los rodea, baja tolerancia a la frustración, no pudiendo asumir su rol de adultos.
Tienen un deseo enorme de que los demás cubran sus necesidades, que les den lo que piden, de lo contrario, se irritan.
Sus actitudes se centran más en recibir, pedir y criticar que en dar, querer o hacer.
Viven escondiéndose detrás de fachadas y excusas; disimulan su incapacidad de madurar con pasatiempos, negocios fantásticos y grandes proyectos imposibles o difíciles de concretar.
Por otro lado, siempre dependen del “nido infantil” que los afecta, ciertamente, en su autoestima y autovaloración.

El síndrome se puede presentar tanto por abandono como por exceso de protección, porque la sobreprotección es también una carencia: una falta de contacto con las necesidades verdaderas de los hijos, ya que el adulto se centra más en su necesidad de protege, como han crecido en una familia que les ha dado todo, “tienen derecho a pedir lo que quieran.
Culpan y hacen responsables a los demás de sus propias deficiencias.
Ésta es la razón que no les permite darse cuenta de que padecen un problema.
    Selección: Arnoldo Gualino

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