LA INMIGRACIÓN - en Argentina
El engrandecimiento del país se hará
posible después de la ruptura del poder político centralizado y los grandes
feudos, la nueva mentalidad otorgó importancia a lo económico y social a
través
de la colonización y emigración que marcharán paralelamente.
Gran parte del extenso territorio
argentino después de la caída de Juan Manuel de Rosas, estaba gobernada por una
edite de terratenientes y habitado por nativos. Alberdi, Sarmiento y otros
preconizaron la necesidad de poblar el país traer masas de inmigrantes
europeos.
Barcos a velas, arribo al puerto.
Durante el tendido de las líneas
ferroviarias, que comenzaron en 1863, fue promocionada en Europa la posibilidad
de trabajo y radicación en la Argentina.
Los gobiernos de Italia y España a
través diferentes medios; ordenes religiosas, agentes de las empresas de
colonización promocionaban con folletos lo favorable y exitoso para ocupaciones
laborales e información para facilitarle el viaje.
En tiempos de la “Confederación”,
(denominación de derecho que recibió Argentina desde 1853 hasta 1862, en la
época del gobernador general Juan Manuel de Rosas), la entrega de tierras era
el arma propagandística.
Arribo de los viajeros al puerto de Buenos Aires.
Al llegar a nuestro país, los
inmigrantes tuvieron varias alternativas:
convertirse en colonos (que les abriría el paso para llegar a ser
propietarios de las tierras) o ubicarse como arrendatarios, sin la posibilidad
de transformarse en propietario,
llevando circunstancias adversas como los resultados de la cosecha y las
obligaciones que les imponían los propietarios:
trillar con la máquina que éstos le indicaran, venderle a él la cosecha
y adquirir los artículos de primera necesidad en un comercio determinado.
En 1866 puede considerarse el arribo
del primer contingente de inmigrantes (en su mayor parte de origen suizo,
aunque había franceses y alemanes), para la colonización de Esperanza, la
primera colonia estable fundada por Aarón Castellanos.
Año 1895, pequeños veleros aproximan desde los barcos a los inmigrantes hacia el Hotel de los Inmigrantes que se ve al fondo.
Manual del inmigrante, difundido por las compañías de inmigración en Italia,
que viajaban a la Argentina. año 1902.
- Cuando una banda toca el Himno Nacional, todos los presentes se
descubren la cabeza en señal de
reverencia.
- A cualquier mujer, sea una dama o una lavandera, se le dice
habitualmente "señora".
Llamar a una "donna" del pueblo "mujer", no
suena bien, ya que equivale a decir
"hembra".
- Para llamar a la gente en la entrada de la casa, no se golpea ni se
grita;
se baten las palmas de las manos.
- Para llamar a un carruaje o para avisar desde lejos al conductor de un
tranvía para que pare, no se dice
"pss, pss, pss, sino "psiiió, psiiió".
- En los cafés hay siempre un lugar especial para las señoras. Son
admitidos sólo los hombres que las
acompañan.
- En un café o en un restaurant se llama al camarero batiendo las palmas
dos veces y agregando
inmediatamente la llamada de "mozo". No se
golpea sobre la mesa el vaso.
- En la platea de los teatros y cines, no está permitido, ni siquiera a las
mujeres, llevar el sombrero puesto,
ya que se impediría a los otros ver
la escena.
- No se fuma ni en los tranvías. El aviso "Esta prohibido
salivar", significa
"vetato sputare"...
- Por la calle no se camina fuera de la vereda; de hacerlo, recibiría el
calificativo de
"atorrante", que equivale a "mendigo".
Historia
del Arte en Rosario: www.arnoldogualino.com.ar
Durante el tendido de las líneas ferroviarias, que comenzaron en 1863, fue promocionada en Europa la posibilidad de trabajo y radicación en la Argentina.
Al llegar a nuestro país, los inmigrantes tuvieron varias alternativas: convertirse en colonos (que les abriría el paso para llegar a ser propietarios de las tierras) o ubicarse como arrendatarios, sin la posibilidad de transformarse en propietario, llevando circunstancias adversas como los resultados de la cosecha y las obligaciones que les imponían los propietarios: trillar con la máquina que éstos le indicaran, venderle a él la cosecha y adquirir los artículos de primera necesidad en un comercio determinado.
Año 1895, pequeños veleros aproximan desde los barcos a los inmigrantes hacia el Hotel de los Inmigrantes que se ve al fondo.
Manual del inmigrante, difundido por las compañías de inmigración en Italia,
que viajaban a la Argentina. año 1902.
- Cuando una banda toca el Himno Nacional, todos los presentes se
descubren la cabeza en señal de
reverencia.
- A cualquier mujer, sea una dama o una lavandera, se le dice
habitualmente "señora".
Llamar a una "donna" del pueblo "mujer", no
suena bien, ya que equivale a decir
"hembra".
- Para llamar a la gente en la entrada de la casa, no se golpea ni se
grita;
se baten las palmas de las manos.
- Para llamar a un carruaje o para avisar desde lejos al conductor de un
tranvía para que pare, no se dice
"pss, pss, pss, sino "psiiió, psiiió".
- En los cafés hay siempre un lugar especial para las señoras. Son
admitidos sólo los hombres que las
acompañan.
- En un café o en un restaurant se llama al camarero batiendo las palmas
dos veces y agregando
inmediatamente la llamada de "mozo". No se
golpea sobre la mesa el vaso.
- En la platea de los teatros y cines, no está permitido, ni siquiera a las
mujeres, llevar el sombrero puesto,
ya que se impediría a los otros ver
la escena.
- No se fuma ni en los tranvías. El aviso "Esta prohibido
salivar", significa
"vetato sputare"...
- Por la calle no se camina fuera de la vereda; de hacerlo, recibiría el
calificativo de
"atorrante", que equivale a "mendigo".
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