Cuento con origen medieval
Existe una leyenda alemana, documentada
en un cuento por los Hermanos Grimm (cuyo título original “El cazador de ratas
de Hamelín”, publicado en 1816, y cuenta la historia de una misteriosa
desgracia acaecida en la ciudad de
Hamelín en el Medioevo en 1284.
Estampa de los hermanos Grimm Grabado en metal.
Jacob Grimm (Alemania, 1785, Berlín 1863)
y Wilhelm Grimm (Hanau, 1786, Berlín 1859). Interesados por la historia de su
folclore alemán, autores de una recopilación de historia y cuentos populares
que titularon: “Cuentos infantiles y del hogar” (1812-1822). A los que le
dieron un criterio de cuento sin someterlos a los artificios literarios; lo que
los hizo de fácil interpretación y se popularizaron.
La ciudad de Hamelín estaba infestada de
ratas. Un buen día apareció un desconocido que ofreció sus servicios a los
habitantes del pueblo, a cambio de una recompensa, él les libraría de todas las
ratas, a lo que los aldeanos se comprometieron.
Entonces el desconocido flautista empezó
a tocar su flauta, y todas las ratas salieron de sus cubiles y agujeros y
empezaron a caminar hacia donde la música sonaba.
Una vez que todas las ratas estuvieron
reunidas en torno al flautista, éste empezó a caminar y todas las ratas le
siguieron al sonido de la música.
El flautista se dirigió hacia el río
Weser que cruza la ciudad y las ratas, que iban tras él, perecieron ahogadas.
Cumplida su misión, el hombre volvió al
pueblo a reclamar su recompensa, pero los aldeanos se negaron a pagarle. El
cazador de ratas, muy enfadado, abandonaría el pueblo para volver poco después,
el 26 de junio (Festividad de San Juan y San Pablo), en busca de venganza.
Mientras los habitantes del pueblo
estaban en la iglesia, el hombre volvió a tocar con la flauta su extraña
música.
Esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le
siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una
cueva.
Nunca más se les volvió a ver; según las
versiones aportadas por algunos de los niños que no pudieron seguir a sus
compañeros; uno de ellos por su cojera, otro sordo, sumado a la caravana por
curiosidad, y un ciego, que se perdió.
Sobre la desaparición
Sobre las primeras menciones de esta
historia parecen remontarse a un vitral que existió en la iglesia de Hamelín
alrededor del año 1300. Este vitral está descrito en diferentes documentos
entre los siglos XVI y XVII y al parecer fue destruido alrededor del siglo XV.
Existe otro indicio un individuo llamado
Decan Lude, originario de Hamelín, informó hacia 1384 de que poseía un libro
coral que contenía una estrofa que aportaba el testimonio de alguien que había
visto con sus propios ojos el suceso.
Lude aseguraba que esta estrofa era obra
de su abuela. Este libro se considera perdido desde fines del siglo XVII.
“En el año de 1284 en el día de Juan y
Pablo siendo el 26 de junio por un flautista vestido con muchos colores, fueron
seducidos 130 niños nacidos en Hamelin y se perdieron en el lugar del calvario,
cerca de las colinas”.
Hipótesis sobre el posible destino de este grupo de
niños.
- Los niños pudieron ser víctimas de
algún tipo de accidente por el cual se
ahogaron en el río Weser (que pasa por Hamelín) o fueron enterrados
por algún deslizamiento de tierra.
- Los niños pudieron haber sido víctimas
de alguna enfermedad en forma
de peste, (común por entonces en Europa), que los habitantes
consideraron peligrosa y contagiosa, por lo que se tomó una cruel
decisión de alejar a los niños para proteger a los demás habitantes.
desmoronó sobre los jóvenes y cerró como si no existiese.
- Una de las más
aceptables que menciona
a los habitantes de la Baja
Alemania entre los siglos XII y XV; considera a los niños de Hamelín
haber
sido reclutados para una determinada propuesta o empresa.
- Dejaron el pueblo para tomar parte en
alguna peregrinación, reclutación a una campaña militar, pero nunca regresaron con sus padres, y el
flautista se presentó como un líder o reclutador. Consideremos que por
entonces toda Europa conocía las movilizaciones de “las Cruzadas”.
- Un acuerdo voluntario de jóvenes para
colonizar partes de Europa
Oriental.
Existe documentación que por entonces fueron fundados poblaciones en el este de Europa por colonos de origen alemán.
Existe una ley-costumbre largamente
establecida en Hamelín, que prohíbe cantar o tocar música en una calle
particular de la ciudad, por respeto a las víctimas del legendario
acontecimiento: adyacente a la “Casa del Flautista”. Durante desfiles públicos
con música, incluidas las procesiones matrimoniales, la banda musical deja de
tocar al llegar a esta calle y continúa con la música una vez que la ha atravesado.
*Selección y recopilación de textos e
Imágenes: Prof. Arnoldo Gualino