Arnoldo Gualino: 2020

DR. ARNOLDO RODRÍGUEZ DE SANCTIS.

Mi padre
Médico cirujano. Gastenterólogo.

Especialista en Hígado.

Nacido el 22 de diciembre de 1918, en la ciudad de Rosario, Argentina.

Título: Médico cirujano, de la Universidad Nacional de Litoral, Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores. Santa Fe, diciembre de 1945. Universidad: 5039 2a. serie. Facultad 3934.Matricula N° 523 Rosario 17 de junio de 1947
Falleció el 17 de mayo del 2003.

* Bodas de Plata de Plata de sus padres: Ana de Sanctis Madile (abuela), Miguela de Sanctis (madre), Laureano Rodríguez (padre), Alba (hermana); Arnoldo R. de Sanctis de pie. Año 1940

Padres:

Laureano Manuel Rodríguez Nacido en Zárate, Pcia de Buenos Aires. (Falleció: 25-10-1977). Trabajó en los talleres del Ferrocarril, se recibió de Contador Público a los 32 años.

Profesor Contabilidad Escuela Industrial Zona Norte. Del Colegio Nacional N° 2. Colegio J. José de Urquiza de Rosario.

Su estudio contable en calle Sarmiento esquina San Luis, Edificio: “Palacio Boero”, Estilo Art-Decó.

Miguelina De Sanctis de Rodríguez (Falleció: 30-04/1974), Argentina. Compromiso: 06-03-1912, “La Capital”; Casamiento 11-12-1915, Balcarce 196.

Esposa: Lydia Lucia Gualino (Maestra). Fallecimiento: 14 de agosto del 2009.

Hijos: Gustavo Rodríguez de Sanctis (Médico Cirujano) y Arnoldo R. Gualino (Prof. y Artista Plástico)

*Villa Miguelina, Funes, pintura Gustavo Cochet, 1948

Acontecimientos destacados

Cuando se casaron mis abuelos en 1915, fueron a vivir a calle Urquiza 2684, de Rosario, luego a finales de 1928 se mudaron a la casa recién construida en Rodríguez 555.

Por esa época mi abuelo había adquirido un terreno en Funes loteado por un amigo el arquitecto y escultor italiano José Gerbino, (Su ideal era hacer una Villa de Artistas); allí construyó un Chalet “Villa Miguelina” (por el nombre de mi abuela), que fue el lugar de encuentro de la familia y los inolvidables veranos.

En 1925 mi padre cursó el nivel primario en la Escuela N° 60, “Mariano Moreno”, institución recientemente mudada a calle Córdoba 1561, frente a la “Plaza Príngles”, una casa de familia adaptada para tal fin, con 16 grados. Hoy la escuela M. Moreno funciona desde 1941 en calle Paraguay 1251.

El Bachillerato lo cursó en el “Colegio Nacional Nº 2”, calle Entre Ríos 145, egresando en 1937. En ese mismo colegio dio clases mi abuelo Laureano. Yo cursé también mi bachillerato y fui profesor de Educación Plástica muchos años.

Perfil de mi padre

De niño le decían “el pensador”: por una actitud de mirada que estaba en algún pensamiento lejano y apoyar su cabeza sobre su dedo índice; gesto que aparece en algunas fotografías o con frecuencia recurría.

Era reservado, prudente, reflexivo, jamás impulsivo, controlaba sus emociones, jamás lo oí expresar un término desapropiado o criticar a alguien. Sus reacciones eran moderadas.

El barrio de la infancia

Por entonces vivía en calle Rodríguez entre Urquiza y San Lorenzo le llamaban barrio; las calles eran todas adoquinadas, pasaban poco vehículos.

Con los amigos del barrio, para las fiestas de San Pedro y San Pablo, hacían “las fogatas”, se jugaba a las bolitas, al futbol, la cancha era la calle, y los arcos la entrada de un portón y en la otra la distancia de dos árboles.

Estudiaba francés con un profesor (padre de pintor Cochet), que venía enseñarle a su casa, comentaba mi padre le daba unas copitas de coñac y cuando el anciano dormitaba, aprovechaba para salir a jugar al futbol con los chicos del barrio. Recordaba un episodio, mientras jugaban a la pelota, llegaron dos “vigilantes “uno de cada esquina, todos los pibes escaparon, él por salvar la pelota fue apresado. Hora después retirado de la comisaría por su padre.

Estuvo entre el grupo de muchachos altruistas y soñadores de fundar en un baldío de calle San Lorenzo 2470, un club. Se autodenominaron “Amigos de “Cuba Libre”, por un el bar con el mismo nombre de la esquina Pueyrredón. El club “Cuba Libre” se inauguró el 6 marzo de 1935, su primer presidente fue L. Ventimiglia.

* Mi abuelo Laureano y el pintor Gustavo Cochet

Sabía contar su gusto de ser pintor, seguramente por la admiración y amistad que tuvo la familia con el artista pintor y grabador Gustavo Cochet.
Alrededor de sus 12 años, el pintor y su familia vinieron de Europa y durante un tiempo prolongado se hospedaron en casa de mi padre; oportunidad para verlo pintar y jugar con unas cajas de lápices y pasteles de color que recibió de regalo.
Siempre demostró tener facilidad para el dibujo, para completar alguna explicación, con escasos trazos representaba la imagen y aclaraba su idea.
Consideraba su atracción por la medicina, pues de niño necesitó con cierta frecuencia atención médica por problemas digestivos.
Jugaba a poner inyecciones a las muñecas de su hermana Alba que siguió estudios de Bioquímica y Farmacia.

Pensamientos sueltos que los he encontrado escrito entre sus papeles y otros en el recuerdo.

Mi abuelo, y el pintor Gustavo Cochet, fueron amigos de la infancia, de jóvenes trabajaron en los talleres del ferrocarril y también como telegrafistas.

Cada uno con sus ideales, Cochet fue en busca de formación a Europa y se consagró al Arte; mi abuelo recibido en las primeras promociones de la “Facultad de Ciencias Económicas”, como Contador Público Nacional.

En 1962, mi padre operó a Cochet; en agradecimiento obsequió dos importantes pinturas, una de ellas es el retrato de mi padre con chaquetilla pintada en el verano de 1966 en el taller del artista de Funes.

Nuestra casa de fin de semanas distaba a una cuadra de la vivienda del artista, hoy es el “Museo Gustavo Cochet. (*Obra al óleo al inicio del artículo).

Un hermano de mi abuelo Laureano era el escritor Abel Rodríguez; fue un escritor, poeta y periodista argentino, integrante del Grupo Boedo ―que estuvo conformado por artistas de vanguardia de Argentina durante la década del ´20. En los años cincuenta fue jefe de redacción del diario “La Capital” de Rosario, publicó varios libros. En 1944, el Círculo de Prensa de Rosario publicó su antología de cuentos “La barranca y el río”, premiada por la Municipalidad de Buenos Aires. Y con su libro “Camalotes en el río” obtuvo el premio municipal de narrativa Manuel Musto. Fue colaborador de la revista “Bohemia”. Los hijos de Abel también dedicados al arte y la Cultura Abel Pintor y su hija Olga escritora y poeta.

Tambien emparentados con el pintor y grabador Santiago Minturn Zerva, cuñado de mi abuelo.

*De Pie: izq.. a derecha: Miguel Curuchet, ? sentado Arnoldo R. de Sanctis. En la "Farmacia López" de Urquiza y Rodríguez

El sueño de la bicicleta

Después de un tren completo a cuerdas, la bicicleta, era el juguete mayor, el objeto deseado por todos los niños.

En las hojas de un viejo cuaderno encuentro un breve relato de mucha emoción, con 12 años llegaba una Raleigh rodado 26, el regalo de la Noche de Reyes. Significaba la libertad de la distancia, metas de Funes a Rosario en 60 minutos, claro que con calles que no eran lisas y de escaso tránsito.

Tantas veces contaba como triunfo circense infantil subir cuatro en la bici, uno sentado al manubrio, otro en el caño, mi padre en el asiento y el último con los pies en los extremos del eje trasero.

La misma que recibí restaurada casi por la misma edad y aún conservo.

Los fines de semana hasta poco antes de su fallecimiento nos alejábamos a los confines por los caminos rurales de Funes; el placer y honor de estar juntos.

Pariente influye en la elección de su carrera. Dr. Carlos de Sanctis

Otra reafirmación fue a través de un destacado médico cirujano en la familia y tío de mi padre: Carlos de Sanctis (1898-1957). Supo asesorar y orientar a mi padre en los pasos decisivos para iniciar la carrera de medicina.

Carlos de Sanctis, era una persona reconocida en el ámbito de la medicina y grupo social de Rosario. En 1927, funda el “Sanatorio San Martín”, en calle Dorrego esquina Santa Fe (Sur este). Es autor de trabajos sobre la Historia Hípica y la Zoología. Agregado al Servicio de Vías Urinarias, Ginecología y Cirugía General de Buenos Aires. Profesor de Clínica Quirúrgica en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario.Participó en la creación del “Instituto Nacional Sanmartiniano”, filial Rosario.

Fundador y presidente del “Club Hípico “General San Martín”.

En 1942, participó del primer cruce de la Cordillera de los Andes con caballos de Rosario sin aclimatación, desde Mendoza, por la cumbre del Cristo Redentor (4.000 m) de la Cordillera de los Andes, hasta Viña del Mar y Valparaíso, 427 kilómetros en 7 días.

En 1932, simpatizaba con la causa del Paraguay se presentó como Médico voluntario en la Guerra del Chaco que ese país implementó contra Bolivia. Se incorporaría al Servicio de Cirugía, que estaba bajo la dirección del Dr. José Arce, convirtiéndose posteriormente en capitán honoris causa del Ejército paraguayo.

Luego aceptó desplazarse al Paraguay para colaborar.

Fue voluntario en el terremoto de San Juan, ocurrido el 15 de enero de 1944 a las 20:52 Hs. con una magnitud de 7. El terremoto destruyó el 80 % y alrededor de 9.000 fallecidos.

También elaboró un folleto titulado “Rosario y Sur de Santa Fe. Hechos y lugares históricos”, en el que describió el origen de la ciudad.

Fue Secretario del Museo Histórico Provincial “Julio Marc”.

En el año 1957 integró la Comisión Nacional del Monumento Histórico y Parque de la Bandera como secretario.

Falleció el 4 de julio de 1957, en el momento en que se gestaba la inauguración del Monumento a la Bandera. (Material de la historiadora Gabriela Dalla-Corte Caballero).

Foto de una de las reuniones anuales convocadas por Carlos de Sanctis (sentado en la cabecera de la mesa), con todos los miembros de la familia dedicado a la profesión médica.

De pie de izquierda a derecha: Oscar de Sanctis, Walter Guiambelli de Sanctis, Renee de Sanctis, Carlos de Sanctis Crespo. Sentados de de izquierda a derecha: Jorge de Sanctis, Enrique de Sanctis, Carlos de Sanctis, Arnoldo R. de Sanctis, Dante de Sanctis

Estudiante de Medicina, hechos y anécdotas.-

Su espacio de estudios había sido el altillo de la casa de calle Rodríguez 555, con ventana, persiana y puerta de madera en cuyo dintel había escrito una frase de Rubén Darío: “Los ideales son creencias”; mismo espacio que luego usé durante la carrera de Bellas Artes.

(Datos obtenidos de un cuaderno detallando su actividad).

En agosto de 1944 accede a trabajar como practicante en la guardia de urgencia médica de la Asistencia Pública, Balcarce entre Rioja y San Luis (El edificio fue demolido). Para la ocasión se había preparado, leído como complemento un libro sobre primeros auxilios escrito y dedicado por Carlos de Sanctis, médico cirujano y familiar directo.

Las guardias eran de 24 Hs., salir a las urgencias con la ambulancia o la atención en la institución.

A la una de la madrugada ante un llamado, concurren en ambulancia, el chofer de nombre Rodríguez y mi padre. Cuando llegan se encuentran con un muchacho con un dolor de muelas.

En el trayecto de regreso el chofer pregunta a mi padre que le había indicado: Dijo, paños fríos y descanso, por lo poco no le extendí receta. Respondió el chofer: Cuando le tocan estos casos estúpidos, atiéndalo sin malhumorarse total ya concurrió, pero trate de embromarlo, recétele cualquier, cosa agua destilada algo para que tenga que ir a la farmacia, y que debe hacer buches cada cuatro horas, cosa de mantenerlo despierto toda la noche.

- Otra noche, estaba dentro de las posibilidades, es llamado para un parto. Conocida la teoría pero jamás había realizado esa práctica. Durante el trayecto debía ocultar su ignorancia, le pregunta al chofer los años que trabajaba en esto, dijo doce años; entonces respondió mi padre, ¿Habrá visto tantos partos? Puff, cansado de ver…, y agregó llámeme si necesita que lo ayude, he ayudado a tantos practicantes. Como era de esperar el chofer hiso el parto.

Una cosa admiré del chofer, en ningún momento me hizo perder jerarquía, nunca olvidé la actitud tan correcta de este hombre que comprendió las circunstancias y midió con justeza el respeto mutuo.

- Este caso pertenece a la década de 1950. Por entonces trabajaba en el Servicio de Urgencia "Cruz Azul"; trajeron a una persona que no reaccionaba a nada, dándose cuenta mi padre de un estado neurótico, le puso una aguja debajo de la uña y de un salto se levantó de la camilla insultando.

*Equipo de médico y personal de la "Asistencia Pública". Mi padre el más alto de pie.

- Esto es un hecho ingenioso que sabía contar mi padre, acontecido en el “Hospital italiano”. Para llevar a cabo un orden administrativo a cada médico se le había asignado hacerse responsable y controlar un área determinada. Era responsable del área de cocina; por entonces la atención del servicio de enfermos y cocina era cubierto por monjas de la congregación “Siervas de Jesús”.

Llamaba la atención el consumo exagerado relacionado al café, el envase de gran tamaño bajaba desproporcionadamente. Para lo cual mi padre advirtiendo del hecho y dudando de alguna pícara religiosa, disimuladamente abrió la tapa del recipiente e introdujo la estampita de un santo. Nunca más volvió a faltar café.

Laborales y Cargos

Su comienzo como médico en el “Hospital Centenario” - Atención médica en María Susana 1947, población rural de la Pcia. de Santa Fe - Médico Cruz Azul, Centro de atención Médica Privada - Médico del Club Rosario Central desde 1961 - Asistencia Pública - Medico en el “Hospital Italiano Garibaldi” desde 1947 - Médico en “El Centro Unión Dependientes” - Profesor en la Cruz Roja filial Rosario de la materia: Primeros Auxilios nombrado el 30 de junio de 1955. Dictado de clases de Cirugía III - Asociación Mutual de Rosario, desde agosto de 1959 - Médico cirujano del hígado y vías biliares en la “Asociación de Empleados de Comercio” de Rosario ha resuelto incorporarlo a nuestro cuerpo. Desde septiembre de 1959 - Medico en el Sanatorio Palace - Médico en el “Sanatorio Plaza”. Jefe en el “Hospital Roque Sáenz Peña” - Director de “Pami Centro” de Rosario, cargo por Antecedentes.

*Primitivo consultorio en Tucumán 2060, antes de construirse a nuevo entre 1955 a 1958.

El médico el padre y sus actividades

Supo ser organizado, disciplinado y metódico, con esta práctica cumplir con pasión y dedicación a su profesión, con la familia, y sus variadas actividades. Iniciaba el día con una práctica metódica de gimnasia de media hora, actividad que sostuvo desde los 17 años, a las 7,30 Hs. ya estaba en su actividad.

Por la tarde de lunes a viernes de 15 a 17 atendía su consultorio, y de allí al hospital, sanatorios o visitas a sus pacientes, a casa llegaba 22 a 22,30 Hs.

Ciertos fines de semana concentrado en la lectura y apuntes, cuando le preguntaba que estaba leyendo, respondía que la semana entrante tenía una operación complicada y siempre hay que estar actualizado y repasar los conocimientos.

Durante el cursado en mi escuela secundaria mi padre me preparaba en Física, Química y Matemáticas (materias que dominaba y eran de su agrado), terminaba la atención del Consultorio en calle Tucumán 2060 a las 17 Hs, y dedicaba dos horas a enseñarme.

* Arnoldo R. de Sanctis, Cuasimodo C. Lifschif, ?, Luciano Torres.
Lector de amplia temática

Gran lector y cliente de librerías, conformó una importante biblioteca; en su mesa de noche, siempre habían 5 o 6 libros de diferentes conocimientos a los que leía en simultaneidad, científico, de Artes, literario y poemas de autores clásicos y contemporáneos, infaltable los diccionarios de castellano e inglés.

Al finalizar el día, dedicaba hora y media a dos horas a la lectura.

Le interesaba Kafka, Dostoievski, Borges, Arlt, Cortázar, Sábato, Mann, Sartre, Poe, Baudelaire, Rimbaud, Whitman, Pavese, Neruda y todos los escritores jóvenes destacados.

Sus regalos por lo general eran libros adjuntaba una hoja con un texto según la ocasión, hoy releyendo libros encuentro oculto entre sus hojas la presencia de esa botella arrojada al mar con la calma de ser encontrada.

El Hombre no necesita reloj si sabe manejar el Tiempo

Utilizaba un reloj cronómetro de oro, que conservo. Pero un día consideró un objeto que podía obviase.

Muchos años después, recibió de regalo un reloj sumergible de buena marca, cuando le preguntaba por qué no utilizaba reloj respondía, no lo necesito tengo sentido de la hora o modo de obtenerla.

“El valor del que la felicidad no radica en los objetos. Y se detenía en el filósofo griego del siglo 412 AC Diógenes; “Sus únicas pertenencias eran: un manto, un morral, un bastón y un recipiente, la importancia de lo necesario".

*Curso de Cirugía para Graduados, Julio 1965.

Inquietud cultural
Los domingos lo atraía la Sección Cultural del diario, luego pasaba a una audición de sus discos de música clásica. Continuaba con el recorrido de Hospital y Sanatorio y a la casa de algún paciente ara controlar sus internados y pacientes; finalmente íbamos a remar al Lago del “Parque Independencia”, otras visitar el Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino.

Comprendía y le agradaba el Arte, asistía a las charlas, conferencias, exposiciones y muestras de obras en museos y galerías, de igual manera presentaciones de libros, lecturas de poemas.

*Junto a colegas.

Amante de la fotografía, había realizado cursos en el “Ateneo Fotográfico” y en la Peña Fotografía Rosarina”, inclusive uno específico para aplicarlo a la cirugía. Imágenes de sus operaciones para exponerlas en los Congresos.

A inicios de 1960 había encargado en Estados Unidos, una cámara fotográfica Nikkon F, de manera organizada fue haciendo un registro fotográfico de antiguas construcciones arquitectónicas de la ciudad, lamentablemente muchas demolidas.

Conocía y era ingenioso para reparar diferentes problemas de la mecánica de su auto, como así también la de artefactos u objetos; contaba con una caja de variadas herramientas, pero decía: “La herramienta más valiosa es el cerebro”.

*Junto a colegas, Arnoldo R. de Sanctis es el segundo a la izquierda.

El Futbol Una de sus pasiones el Futbol, comentaba que cuando era niño jugaba de arquero. Socio desde joven del club “Rosario Central”. En la casa de Funes habíamos armado en un terreno libre una canchita completa, venían los pibes del barrio, mi padre se incorporaba al equipo y jugaba a la par, con algunas jugadas bastante buenas.

Fue por muchos años: “Médico del Club Rosario Central”, en la década del ´50 fue miembro de la Comisión directiva y posteriormente médico de la institución.

Por entonces el presidente del club era Federico José Flynn (Había sido un importante jugador de futbol); vivía en la esquina NO de Tucumán y Alvear, al que muchas veces mi padre atendió sus dolencias.

Como por su función de médico debía concurrir a todos los partidos, acompañaba la familia; en los descansos me llevaba a los vestuarios para ver a mis héroes; teníamos banderines, camisetas y autógrafos de los jugadores de distintas épocas.

*A. R. de Sanctis al centro.

Lector de amplia temática

Gran lector y cliente de librerías, conformó una importante biblioteca; en su mesa de noche, siempre habían 5 o 6 libros de diferentes conocimientos a los que leía en simultaneidad de diferentes géneros, científico, Artes, literatura y poemas de autores clásicos y contemporáneos, infaltable los diccionarios de castellano e inglés.

Al finalizar el día, dedicaba hora y media a dos horas a la lectura. Le interesaba Kafka, Dostoievski, Borges, Arlt, Cortázar, Sábato, Mann, Sartre, Poe, Baudelaire, Rimbaud, Whitman, Pavese, Neruda y todos los escritores jóvenes destacados.

Sus regalos generalmente eran libros, adjuntaba una hoja con un texto según la ocasión, hoy releyendo libros encuentro oculto entre sus hojas la presencia de esa botella arrojada al mar con la calma de ser encontrada.

El Arte Los domingos lo atraía la Sección Cultural del diario, luego una audición de sus discos de música clásica.

Continuaba con el recorrido de Hospital y Sanatorio y a la casa de algún paciente ara controlar sus internados y pacientes; finalmente íbamos a remar al Lago del “Parque Independencia”, otras visitar el Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino, Museo Histórico. Comprendía y le agradaba el Arte, asistía a las charlas, conferencias, exposiciones y muestras de obras en museos y galerías.

Muchos de los libros que componen su biblioteca son de Artes.

El Hombre no necesita reloj si sabe manejar el Tiempo

Utilizaba un reloj cronómetro de oro, que conservo.

Pero un día consideró un objeto que podía obviase. Muchos años después, recibió de regalo un reloj sumergible de buena marca, cuando le preguntaba por qué no utilizaba reloj respondía, no lo necesito tengo sentido de la hora o se obtenerla. “El valor del que la felicidad no radica en los objetos. Y se detenía en el filósofo griego del siglo 412 AC Diógenes; “Sus únicas pertenencias eran: un manto, un morral, un bastón y un recipiente, la importancia de lo necesario.

Ingenio y habilidad Conocía y era ingenioso para reparar diferentes problemas de la mecánica de su auto, como así también la de artefactos u objetos; contaba con una caja de variadas herramientas, pero decía: “La herramienta más valiosa es el cerebro”.