Nacida 1955, en Buenos Aires. Estudió dibujo y pintura en la
Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano”.
Estudió Grabado en el taller de Aída Carballo, Serigrafía con
Jorge Demirjian, y Pintura con Luis Felipe Noé, y en el taller de Ricardo
Carreira.
Autorretrato.
Ha desarrollado su lenguaje expresivo, a través de la Pintura, con Instalaciones, Performance, intervenciones de espacios públicos y audiovisuales.
Se destacan sus series de paisajes y
cactus, retratos de barrio y eventos multi-mediáticos, todos, referidos a sus
viajes a través de las provincias.
Exhibió sus obras en
galerías y museos nacionales e internacionales.
Obtuvo numerosos premios, entre otros, el Premio a
la Creación Artística del Fondo Nacional de las Artes (1999).
Sus objetivos se centran en los márgenes sociales, privilegia a
los habitantes de los márgenes de la sociedad.
Difícil fue reflejar en la
pintura ese contexto social y político, en el período del proceso.
Momentos
duros, del exilio y la muerte de sus amigos; un período que la marcó
fundamentalmente.
Maresca, artista fallecida
en los ´90 y Fernández que fue desaparecida durante la dictadura
militar.
Ambas representan los ríos de huesos y sangre de la verdad expresiva
vivida y sufrida; esa que hoy se “oculta” con la frivolidad y lo trivial.
Hechos que Marcia convirtió en simbolismos y los reflejó en
su libro; reconstruyendo un poco estas historias, tan dignas, tan brillantes.
Es un relato de todo lo que pasó en el país y todo ese dolor, que vuelve a
pasar por la obra ya de otra manera.
Las Obras de Marcia no es la imagen del torturado; ahora con la distancia del tiempo y el espacio reflexivo, gradualmente convertieron a esencia profunda.
Desde una lectura más poética, femenina, Marcia dice:
“Estoy harta de todas estas representaciones del poder, del torturador.
Esto es otra cosa.
Estas figuras son transparentes, fantasmagóricas, están en el imaginario colectivo.
Si están en la pintura, entonces están. Porque la pintura tiene ese poder. Están ahí, y chau. Ya lo hice".
Marcia Opina:
Creo que uno tiene que trabajar con las vísceras, pero los pibes ahora tienen la cabeza en el mercado. Algunos de mis alumnos terminaron haciendo pompas de jabón, videoarte.
Y yo me preguntaba, ¿para esto les enseñé a dibujar? El otro día el escuché decir a alguien que el dibujo ya fue.
Es increíble, el Dibujo es la base, es el alma del artista, es el soplo.
Lo que pasa es que ahora hay toda una estética que pasa por otro lado, que pasa más por el uso de la tecnología.
La sensibilización está ausente; y el Mundo del Arte está muy banalizado.
En estos momentos se persigue una idea de arte muy internacionalista, conceptual, dicen.
Hay que entender que el Arte es trabajo, mucho trabajo. Ahora eso pasa por un costado y hay cierto facilismo al que se le llama democratización:
“Un cuadro puede tener mucho valor o ser un cacho de tela; Hoy abunda el facilismo”.
Sin retraimiento expone imágenes íntimas
en toda su denudez con natural crudeza, surgiendo universos sociales ocultos.
Desde una visión profunda y sensible accede
y sorprende a espacios y personajes sin maquillaje, con todas sus miserias.
La inevitable supervivencia condenada en
habitar al destierro de los márgenes; vínculo de la Vida y la Muerte.
El dolor de la impotencia, los gritos
sordos de los sonidos mudos.
Fatalidad que logrado sobrevivir la
realidad y dejado de soñar.
Expresiones crueles que vinculan lo
temático con los procedimientos y son desarrollados en Dibujos, pinturas,
cerámicas y esculturas.
Su oba tiene el poder y honestidad de no
abandonar jamás la poética ni la visión femenina. A. Gualino
Artículo: Arnoldo Gualino
Artículo: Arnoldo Gualino
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