Daniel Scheimberg nació en Rosario, Argentina en 1957.
Estudió en la Facultad de Arquitectura y en la Escuela de
Filosofía de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de
Rosario.
Fue alumno del taller del artista Juan Grela. Participa desde
1975 en exposiciones colectivas, desde 1977 en muestras individuales.
En 1975, integró
el “Grupo Rosario”; constituido por
los artistas plásticos: Rodolfo Elizalde, Emilio Ghilioni, Arnoldo Gualino, Alberto
Macchiavelli, Daniel Scheimberg, Celia Fontán, Nélida Curvale.
Durante 1978,
realiza el film “Hacia un cubismo cinematográfico”, con la colaboración de
Mario Piazza.
En 1982 publica la primera edición de su “La desfocalización en función de el espacio” (de-focousing in
relation to space), en 1989, publica fragmentos del libro “Cierre”, ambos presentados en la galería Julia Lublin, Buenos
Aires, Argentina.
Scheimberg ha participado en bienales internacionales como las
de Medellín y São Paulo.
En 1998 fue finalista del premio “Arcotipo de Plata”, de la
feria Arco (Madrid, España). Poseen obra suya colecciones públicas y privadas,
entre ellas cabe destacar las del Museo Municipal de Bellas Artes Juan B.
Castagnino (Rosario), el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), el Museo
de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez (Santa Fe), Espacio 1414 (Puerto
Rico), el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, el Jewish Museum
of Florida (EE. UU.) y el Museo Sefaradí de Caracas.
De 1985 a
1992 vivió en Buenos Aires, donde hoy reside. Vivió de 1992 a 2005 en San José de
Costa Rica. Ha expuesto en renombradas galerías tales como Kevin Bruk (Miami),
Jacob Karpio, Klaus Steinmetz (Costa Rica), Thomas Cohn (Río de Janeiro,
Brasil), Ramis Barquet (Nueva York.
Desde 1991 en Ferias de Arte Internacionales como Armory show en
Nueva York, Art Miami, Arte BA, Fiart, FIA, Arco, Art Chicago y Art Basel
Miami. Expuso en galerías y museos de Argentina, Colombia, Venezuela, Costa
Rica, Brasil y Estados Unidos.
OBRA
De diario “La Capital” de Rosario, publicado el 06-03-11
Fragmento del texto del catálogo. Beatriz Vignoli es la curadora de Pinturas.
"Daniel Scheimberg es un pintor que ubica su obra en una
intersección de la abstracción y la representación, negociando constantemente
entre las dos", escribe el artista y teórico estadounidense Peter Halley
en el prólogo a la tercera edición (aún inédita) de su manifiesto: “La desfocalización en función del Espacio”;
su intento de superar esta polaridad, de crear una dialéctica a partir de este
modelo binario que ha definido la clasificación de las imágenes que hacemos a
diario, presenta un austero y silencioso desafío a la historiografía del
arte".
Desde mediados o fines de la década del ´70, Daniel Scheimberg
construye sus espacios pictóricos de un modo comparable a como un novelista
construye los universos de sus ficciones, es decir: dominando técnicamente el
lenguaje que le permite evocar la presencia de cada objeto, figura o personaje,
sin nombrarlo.
Y su lenguaje es único, lo descubrió a partir de los quince
años, desenfocando la vista.
Este ejercicio hacía entonces que los contornos ante sus ojos se volvieran borrosos. Luego se dio cuenta de que los conceptos pictóricos tradicionales no son aplicables a la percepción ni a la representación; pensó y aún sostiene que un lenguaje de la pintura adecuado a la realidad de la visión humana de ningún modo es el que establece la concepción renacentista.
Este ejercicio hacía entonces que los contornos ante sus ojos se volvieran borrosos. Luego se dio cuenta de que los conceptos pictóricos tradicionales no son aplicables a la percepción ni a la representación; pensó y aún sostiene que un lenguaje de la pintura adecuado a la realidad de la visión humana de ningún modo es el que establece la concepción renacentista.
Scheimberg es consciente del problema y lo aborda con otras
leyes. Esas leyes no son caprichosas, ni arbitrarias ni meramente teóricas.
Antes de formularlas, las investigó empíricamente, primero con
sus propios ojos y luego las corroboró en fotografía.
Si bien con algunas
diferencias —dado que la visión es estereoscópica y la cámara tiene sólo una
lente— la foto confirmaba lo que sus ojos habían experimentado.
En la primera edición de su manifiesto “La desfocalización en función del espacio”, publicado en el 1982,
Scheimberg enuncia las leyes ópticas que rigen el campo de lo que él denomina
"desfocalización".
Siempre me asombró esta capacidad suya de crear un nombre, como
lo hacen los filósofos o los científicos. De hecho Scheimberg es un poco de las
dos cosas, además de pintor.
El rigor con que piensa su oficio y sus imágenes le debe
bastante a su formación en el taller de Juan Grela y en la carrera de Filosofía
de la UNR.
Habiendo aprendido previamente el comportamiento de los colores
pigmento, que a la inversa del fenómeno lumínico, cuando se mezclan, pierden
luz, experimentó con sus propios ojos los colores luz, entendiendo a cabalidad
la lógica del círculo cromático aditivo. Descubrió así que, al desenfocar o
desfocalizar la vista, los colores de las superficies opacas comienzan a
comportarse como si fueran luz. Un descubrimiento revolucionario, hecho a
temprana edad.
Igualmente apasionante es lo que sucede en ese espacio con el
sentido. Scheimberg se da por satisfecho cuando un espectador ante un cuadro
suyo le pregunta:
"¿Qué es?". Esto significa que sabe que está viendo un objeto, aunque no pueda nombrarlo: "Sabe que ahí hay algo, pero no sabe qué es".
"¿Qué es?". Esto significa que sabe que está viendo un objeto, aunque no pueda nombrarlo: "Sabe que ahí hay algo, pero no sabe qué es".
El espectador ve mutar lo que mira en diversos momentos: una
vacilación del sentido en el umbral de la palabra que en lo psicológico es la
materialización misma de la angustia de la incertidumbre.
Al igual que sus otros colegas rosarinos geniales, emigró al
extranjero. El éxodo y el exilio, el mitzraim, son constantes en la
espiritualidad judía en la que Scheimberg arraiga su obra.
A la luz del conocimiento místico, el espacio pictórico de los
objetos de Scheimberg puede interpretarse como un tiempo: un tiempo de espera
ante el misterio de lo aún no revelado.
"¿Cuándo se revela esto?" le preguntó una vez un niño
al ver uno de sus cuadros. "No recuerdo lo que le respondí, pero lo
importante es la pregunta".
Artículo en “Historia del Arte en Rosario”: www.arnoldogualino.com.ar
Información Cultural:
www.arnoldogualino.blogspot.com.ar
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