Nació, vive y trabaja en Rosario.
Participó en muestras de pintura y
dibujo individuales y colectivas en Rosario, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y
Granada (España).
Concurrió a salones oficiales y
privados obteniendo distintos premios.
Diseñó objetos, ilustró libros,
colaboró en diarios y revistas con ilustraciones y artículos sobre temas de su
especialidad.
Es suyo el proyecto de un mural
colocado en la Escuela Normal Superior Nº 2 de Rosario, Argentina.
Ha sido jurado de artes plásticas, ha
participado en la organización de grupos profesionales y en la realización de
salones de artes plásticas.
Designada por la Municipalidad de
Rosario como miembro de la comisión de selección y organización de los actos de
la XIV Conferencia Internacional General del Consejo Internacional de Museos
(ICOM).
En 1994 recibió el premio “Dr.,
Carlos J. Corbella “otorgado por la Fundación Héctor I Astengo por su valioso
aporte a la cultura de la ciudad.
En el año 2004 en ocasión del
Congreso de la Lengua, su obra fue seleccionada para ambientar los camarines
del teatro “El Círculo” destinado a la reina Sofía de España y a la senadora
Cristina Fernández de Kirchner.
Han opinado sobre su obra, entre
otros:
Romualdo Brughetti, presidente
honorario de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Jorge Riestra, escritor premio
Nacional de Literatura
Beatriz Vignoli, escritora, crítica
de arte premio Municipal de Literatura
Osvaldo Svanascini, “ABC de las Artes
Visuales en la Argentina “Editorial Artotal, 2006.
Jorge Taverna Irigoyen miembro de la Academia Nacional de Bellas
Artes, miembro de la Sociedad Internacional de Críticos de Arte.
“Las figuras componen, centralmente, el universo plásticos de
Clelia Barroso. Son figuras animadas por el ejercicio de la memoria, que puede
permitirse caminos que van de lo narrativo, a la simple y pura focalización
del “instante”. Barroso, que se ha
expresado a lo largo de años en múltiples técnicas y materiales (desde las muñecas
al collage, pasando por la pintura-pintura) siente de una manera transferencial
a la figura humana.
Más allá de la carga intimista que pueda descubrirle. Más allá,
también, de su directo componente expresivo o de su sensualidad formal.
Dibujante dúctil, colorista luminosa, busca a veces la seriedad
de los cuerpos, o la oponencia de un “negativo” con un “positivo”; o en fin:
reelabora la realidad con sus compases de fantasía.
Su figuratividad revela
trasfondos de sugerente intimismo. Y es curioso, pero de pronto puede
asaltar a más de uno el pensamiento si, de haber vivido Schiavoni, Clelia
Barroso no habría sido una de sus discípulas más entrañables…”
Artículo: Prof. Arnoldo Gualino
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